No se puede vivir dando la espalda, el posible sufrimiento al que tanto buscamos escaparle sigue atrás nuestro tocando nuestro hombro constantemente, esperando a que nos demos vuelta para mirarlo a los ojos y preguntarle qué quiere de nosotros.
Quiere que lo entendamos, quiere que comprendamos cómo funciona para buscar qué salida hay, quiere que sepamos cómo caminar junto a él sin que duela, no quiere ser evadido; no quiere que lo ignoremos como si no existiera.
Mientras le demos la espalda a las cosas que nos duelan, van a seguir ahí, molestándonos, directa o indirectamente.
La única manera de que dejen de doler y molestar es enfrentándolas, aceptándolas, y aprendiendo a vivir de la mejor manera con ellas.
{ Sentir dolor es inevitable. Sufrir es opcional (M. Kathleen Casey) }